Los textos literarios poseen mundos contenidos que se proyectan en la medida que son leídos, nutridos y expandidos dentro de los contextos culturales de una sociedad. A partir de un texto como Rayuela de Julio Cortázar, como icono de la literatura latinoamericana, es posible ver cómo un libro se convierte en el punto de proyección de los imaginarios de una cultura, conformando un conocimiento colectivo. Las líneas de texto que conforman la novela son sustraídas y desplazadas, formando líneas que salen desde el interior del libro hacia el espacio, hacia el espectador. El texto deja su forma pasiva y contenida para convertirse en materia, en cuerpo.